Es cierto que en el Antiguo Testamento hay varios pasajes en los que parece que Dios se arrepienta o cambie de opinión (Gn. 6:6; Ex. 32:14; 2 S. 24:16; 1 Cr. 21:15; Jer. 26:19; Am. 7:3, 6; Jon. 3:10).